La curiosidad y su importancia en la vida

Una de las cualidades que se pierden – en la mayoría de los casos – con el paso de los años es la curiosidad. Todos recordaremos – ¡deberíamos! – cuánto nos gustaba preguntar todo tipo de cosas cuando éramos pequeños, ese incesante ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?… que podía sacar de quicio a cualquier adulto no entrenado por profesionales para responder a una pequeña mente en crecimiento y expansión ansiosa de conocimientos sobre todo en general y nada en particular.

Gato mirando a través de agujero

Un gato curioso mira por un agujero

Esa curiosidad por lo nuevo, por lo desconocido y por todo. Esa actitud inocente de mantener una mente abierta ante todas las situaciones, eso es lo que muchos adultos pierden con el paso de los años. O, mejor dicho, es lo que dejan atrás muchas personas en su camino hacia la adultez. Es posible que a algunos les haya pasado en la adolescencia, antes o después. Esto depende de cada persona y es difícil precisarlo, pero sí es un hecho claro que esto sucede.

La curiosidad mató al gato o lo hizo más sabio

Es por ello que los adultos se comportan como lo hacen tan a menudo. ¡Queda evidente la falta de curiosidad! ¡Es algo que se ve! Y, amigo lector, mucho me temo que si no entiendes de lo que hablo es porque dejaste – hace tiempo – en un rincón olvidado de tu mente la curiosidad. Mucho me temo que no sacas a pasear tu curiosidad cada vez que sales a la calle, o cuando viajas en autobús… eso, para ti, tal vez ya quedo hace tiempo en el pasado. Pero puedes hacer algo al respecto.

Sin embargo, no pierdas la esperanza, pronto te diré cómo volver a ser – al menos en este aspecto – un niño despierto. Antes te contaré cómo se identifica a un curioso. Básicamente, es una persona que tiene la pregunta ¿por qué? en la punta de la lengua todo el tiempo. Si le cuentas algo, es muy posible que te interrumpa para preguntarte por qué. O si hablas con alguien cuya curiosidad es ilimitada, es posible que te haga preguntas, una tras otra en una sucesión que puede ser incómoda para ti.

Curiosea más sobre la curiosidad

¿Qué motiva o impulsa este comportamiento? Es una parte natural de todo ser humano el ser curioso. Es lo que nos lleva a aprender a hablar y a movernos por el mundo, etc. La curiosidad de las personas es lo que nos ha llevado a estudiar tantas cosas sobre nuestro mundo y poblarlo completamente. Si no fuésemos intrínsicamente curiosos, nunca habríamos migrado, inventado, descubierto, etc.

Pero, ¿cuál es la fuente de la curiosidad?, ¿de dónde sale? ¡Excelente pregunta, querido interlocutor! Con gusto procederé a responderte, sin pretender dar una respuesta irrefutable en ningún momento. Pensemos en un momento en nuestra propia naturaleza. Somos seres altamente inteligentes – quiero pensar que

estatura del pensador

El pensador es un símbolo de nuestro yo racional e inteligente en plena acción: ejercita sus neuronas

es así, ¡hasta tenemos blogs! – y, por lo tanto, dicha capacidad mental debe ser usada, llenada, puesta a prueba… ¿Qué motivo tendría tener dos piernas si no las usásemos nunca? ¿Verdad? Pues esa es la fuente de la curiosidad, nuestra propia inteligencia y capacidad de comprender el mundo que nos rodea.

Todos los seres inteligentes muestran curiosidad. Los perros olfatean y observan, manipulan y juegan con todo lo que tienen cerca. Dicha curiosidad es muy fácil de ver en los cachorros pero no desaparece en los perros adultos, aunque sí se atenúa por diversos motivos – como el hecho de que los perros viejos ya conocen su entorno casi al completo. Por otra parte, creo que nadie afirmaría que una mosca pueda ser curiosa, pues sus movimientos casi siempre responden al instinto básico de buscar alimento y de autoconservación.

Pero, ¡dadle una pelota a un chimpancé! Y podrás ver la curiosidad en directo. Como ya he dicho, esta es una cualidad emergente de los seres inteligentes, o así parece ser. Y, tal vez la pregunta más importante de este texto, ¿por qué es importante la curiosidad en nuestras vidas? Hay muchas razones imaginables, pero las más importantes son aquellas en las que no podemos pensar.

La curiosidad podría motivarnos a aprender otro idioma, a practicar un deporte nuevo o a viajar. Puede motivar en nosotros algo tan insignificante – sin ánimo de minimizar la importancia de la acción – como consultar una palabra en el diccionario o algo tan grande como formar una empresa. El límite es lo que podamos imaginar. La curiosidad puede ser muy poderosa y, además, muy útil si es bien empleada.

Cómo fomentar la curiosidad

A todos nos interesan algunos temas más que otros. Podemos trabajar nuestras ansias de saber centrándonos en lo que nos llama más la atención, pues será más fácil de digerir. Intenta aprender algo nuevo, no importa el qué. Solo aprende algo nuevo. Ya sea cómo hacer una tortilla con gambas o cómo formatear un ordenador. Da igual si lo estropeas. Piensa en lo que puedes conseguir para ti mismo si lo aprendes: crecimiento personal.

tetera y taza con té en una mesa

Tomar el té es un buen ejemplo de lo que es una costumbre o hábito. ¡Cambia esto! Experimenta algo nuevo

Haz algo distinto. Una vez más, cualquier cosa. ¿Tienes alguna costumbre? Modifícala, dale un giro, una vuelta de tuerca, cámbiala un poco o del todo. Experimenta lo que sucede si haces las cosas de otra forma. Innova en tu vida.

Si consigues hacer de estos tres pasos un hábito en tu vida, conseguirás dos cosa. La primera, vivirás y – a menudo – disfrutarás algo nuevo, lo cual puede ser muy gratificante y digno de la propia experiencia. Además, estarás volviendo a ser ese niño o niña con suma curiosidad que una vez – hace tiempo – fuiste. Pero que nunca dejaste de ser, en el fondo. Siempre – a lo largo de tu vida – hubo ocasiones en las que volviste a ser ese explorador.

Ser curioso reporta beneficios

Desarrollar la curiosidad tiene un beneficio extra, por si aún no estabas convencido. Está demostrado, por medio de estudios recientes, que aprender a hacer algo nuevo crea conexiones nuevas en tu entramado neuronal, es decir, en tu cerebro. Esto es beneficioso para evitar la pérdida de memoria y para mejorar destrezas. En definitiva, siempre – SIEMPRE – es positivo aprender algo nuevo. Esta es la comida de la que se alimenta tu cerebro.

No olvides mantener tu mente en forma, ¡aprender algo nuevo ahora mismo!

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